La jota aragonesa es una manifestación del folclore en Aragón de un género musical, la jota, presente en la mayor parte de la geografía española. Se conforma a finales del siglo XVIII principios del XIX.
Los orígenes de la jota deben estar en bailes de tipo religioso, y comúnmente las manifestaciones bailadas de este género preceden a las cantadas o tocadas.
El baile de la jota:
El baile de la jota tiene tres partes en conformidad con las coplas que se cantan: inicio, parte media y final.
-Inicio. Para comenzar se produce la «llamada», que consta de cuatro rasgueos a tutti de toda la rondalla del acorde tónico. Después continúa la parte inicial con variaciones instrumentales (de ocho compases de duración, la mitad de tónica y la otra mitad de dominante). Mientras suenan estos compases de variaciones, donde se adornan los músicos, la pareja se coloca enfrentada y espera, mirándose y sin movimiento alguno, que comience la primera copla, que da inicio al baile. Otras veces es el grupo el que toma posiciones o va saliendo del foro y colocándose en sus posiciones de partida, con hechuras de presentación.
-Parte media: el baile. Acompañándose con las castañuelas o «palillos», se bailan varios pasos, adecuados a las variaciones y coplas, que suelen ser tres, aunque a veces el número se reduce a dos.
-Final. El baile se aviva tras la última copla, y termina con cuatro acordes muy marcados.
La jota cantada:
Hay varios estilos:
Los estilos clásicos reconocidos proceden del Valle del Ebro y el Bajo Aragón.
Entre estos estilos clásicos destacan las zaragozanas, las aragonesas,y las femateras.
Otros estilos son las fieras, que adoptan cadencias andalusíes. Las rabaleras toman su nombre del «rabal» o arrabal. Otro grupo está relacionado con las faenas del campo: las segadoras, trilladoras y oliveras.
Otro grupo lo componen las melismáticas. Muchos otros tipos de jotas se conocen por el nombre de los pueblos donde fueron documentadas o del cantador que las popularizó. También existen composiciones originales de diversos jotistas, sobre todo con la aparición de grupos joteros a mediados del siglo XX, que necesitaban ampliar y variar su repertorio, si bien a veces esto se hizo en detrimento de la autenticidad.
Capítulo aparte merecen las rondaderas, interpretadas por grupos de jóvenes por las calles cuando salían a rondar o requebrar en grupo a las mozas, las bailaderas, o aptas para ser interpretadas al baile y las jotas a dúo o de picadillo.
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